La vasculitis es la inflamación de los vasos sanguíneos. Hay un amplio espectro de enfermedades cuyo denominador común es la destrucción inflamatoria y necrosis fibrinoide de los vasos sanguíneos, especialmente las arterias de pequeño y mediano calibre, aunque tampoco es raro encontrar las arterias más grandes también afectadas.
La etiología es desconocida, aunque se cree que está causada por una reacción del sistema inmunitario, el cual se confunde y toma las sustancias químicas en los vasos sanguíneos por materiales extraños, el sistema inmunitario ataca a los vasos sanguíneos y los daña.
Clasificación de las vasculitis primarias no infecciosas según el tamaño de los vasos lesionados:
• VASOS GRANDES (aorta y sus ramas principales)
Arteritis de células gigantes (temporal): inflamación granulomatosa, focal y discontinua de arterias de tamaño grande, medio y pequeño, preferentemente vasos craneales extracerebrales y arterias temporales. Previamente denominada arteritis de la arteria temporal, o enfermedad de Horton, actualmente se considera una enfermedad sistémica que puede afectar a cualquier órgano.
Arteritis de Takayasu: arteritis granulomatosa de arterias grandes y medianas, El diagnóstico diferencial con la arteritis de células gigantes se basa en el aumento de la frecuencia de las lesiones en los jóvenes, la distribución de las lesiones y la clínica (con pérdida de pulsos, hipertensión, alteraciones neurológicas importantes e insuficiencia valvular aórtica), es poco frecuente y suele afectar a mujeres de raza oriental.
• VASOS DE MEDIANO CALIBRE (arterias viscerales principales)
Poliarteritis nodosa clásica (PAN): es una vasculitis necrotizante multisistémica de las arterias de mediano y pequeño calibre.
Enfermedad de Kawasaki: vasculitis sistémica necrotizante con afectación de arterias de tamaño grande, mediano y pequeño. El 80 por ciento de los casos se presenta en niños menores de 4 años.
• VASOS PEQUEÑOS (vénulas, capilares y arteriolas).
Granulomatosis de Wegener: una vasculitis granulomatosa necrosante que afecta las vías respiratorias superiores e inferiores y los glomérulos renales. También se pueden desarrollar lesiones de vasculitis en pequeños vasos de cualquier otra localización anatómica. La etiología es desconocida. Las manifestaciones clínicas iniciales de la enfermedad suelen ser las correspondientes a la afección de las vías respiratorias superiores asociadas a un cuadro general de astenia, anorexia y pérdida de peso. Suelen aparecer alteraciones renales, articulares, cutáneas, oculares y neurológicas.
Síndrome de Churg-Strauss: Es una vasculitis de arterias de pequeño y mediano calibre, capilares y vénulas, con granulomas vasculares y extravasculares e infiltración tisular. Es una enfermedad con afectación de múltiples órganos (piel, sistema nervioso, tracto digestivo), pero el aparato respiratorio se afecta de forma prácticamente constante, con infiltrados cambiantes, asma y rinitis.
III. Otras patologías arterialesA) Vasculitis [continuación]
Poliangeítis microscópica: Es la forma mas frecuente de vasculitis. Se define como una vasculitisnecrotizante sistémica de pequeño vaso que afecta arteriolas, capilares y vénulas. El mecanismo patogénico parece una reacción de autoinmunidad en el contexto de colagenosis o por reacciones de hipersensibilidad a fármacos, bacterias, antígenos tumorales, etc. Clínicamente se manifiesta, de forma más llamativa, en la piel como púrpura palpable.
Púrpura de Schönlein-Henoch: Es la vasculitis sistémica más frecuente de la infancia con un muy buen pronóstico. Las manifestaciones clínicas comprenden púrpura en extremidades inferiores, glomerulonefritis, dolor abdominal y artralgias.
Vasculitis crioglobulinémica esencial: Son vasculitis de pequeño vaso (sólo arteriolas, capilares y vénulas) con depósito de crioglobulinas en las paredes vasculares y presencia de crioglobulinas en suero.
Vasculitis leucocitoclástica cutánea: Es una vasculitis con afectación exclusivamente cutánea, apreciándose inflamación en capilares y vénulas postcapilares dérmicos. La etiología más frecuente de esta lesión vasculítica, es la debida a fármacos
III. Otras patologías arteriales |
B) Tromboangeítis obliterante o Enfermedad de Buerguer |
Aunque también es un tipo de vaculitis, ya que se trata de una enfermedad inflamatoria no aterosclerótica, que afecta a la íntima de vasos de pequeño y mediano calibre, merece una mención especial debido a su importancia.
Se trata de una enfermedad inflamatoria que afecta a la intima de arteriolas y vénulas en zonas dístales de pies y manos y que lentamente ocluye la luz vascular.
Aunque la etiología es desconocida, se acepta que esta enfermedad guarda una estrecha correlación con el hábito de fumar, hablando de una hipersensibilidad ante el tabaco. Más recientemente, se ha hablado también de una enfermedad autoinmune.
El proceso suele presentarse mayoritariamente e hombres, en relación 3:1, aunque recientemente se ha elevado su incidencia en mujeres, debido probablemente al aumento del habito tabáquico entre ellas. Se inicia en edades relativamente jóvenes (30 a 40 años). Se afectan tanto las arteriolas como las venas del sistema superficial de las extremidades inferiores, con una evolución caracterizada por brotes sucesivos a lo largo de la vida y con carácter muchas veces migratorio. Asimismo, la afectación de extremidades superiores es relativamente frecuente.
Todas las características enumeradas son lo bastante llamativas para no ser confundidas con un proceso de origen aterosclerótico; la edad anormalmente joven y la evolución a brotes con afectación preferentemente muy distal (manos o pies) permiten sospechar el diagnostico que quedará confirmado si existe infamación de alguna vena superficial. En algunas ocasiones puede iniciarse también con claudicación intermitente del pie o de la mano, dolor en reposo o úlceras cutáneas. El examen arteriográfico revela lesiones características de la enfermedad.
Si bien la tromboangeítis no suele hacer peligrar la vida del paciente, puede conducir a la amputación por lo que, ante la gravedad del proceso es aconsejable que se remita al paciente al correspondiente especialista.
Dada la localización múltiple y preferentemente en las arterias distales, el tratamiento quirúrgico mediante cirugía arterial reparadora, generalmente no está indicado, pero la simpatectomía lumbar puede conseguir buenos resultados cuando se acompaña de un tratamiento médico correcto. Por ello, suele tratarse a los pacientes con antiinflamatorios (ácido acetilsalicílico o corticoides) durante la fase aguda. Es imprescindible también que el paciente deje de fumar, puesto que el tabaco guarda una estrecha relación con la aparición y pronóstico de la enfermedad.
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Hay ausencia de pulsos dístales pero suelen conservar los poplíteos, e incluso el tibial posterior y el radial.
Las úlceras son muy dolorosas, pequeñas, de fondo atrófico y aparecen en los pulpejos de los dedos o espacios interdigitales. |
IV Cuidados de Enfermería en Patología Isquémica
Probablemente no existan otros procesos que afecten a una parte tan grande del género humano como las enfermedades vasculares periféricas, de tal forma que constituyen una constante en la atención y cuidados de enfermería.
A) Prevención de las úlceras arteriales
Este tipo de úlceras tienen difícil tratamiento, por ello su prevención es un factor primordial.
La intervención y actividades de enfermería pueden clasificarse en físicas, sociales educacionales y de prevención.
Primeramente se valorara a los pacientes de alto riesgo y si tienen la piel isquémica, como por ejemplo ancianos encamados, diabéticos, hipertensos o arteroscleroticos, así mismo, hay que buscar factores asociados tales como el tabaquismo, la obesidad o la hipercolesterolemia.
Como normas fundamentales para una buena prevención de las úlceras arteriales, pudríamos reseñar las siguientes:
· Administración de la medicación según la prescripción del médico.
· Dejar el hábito del tabaco, ya que este estenosa los vasos, debido a que la nicotina produce vasoconstricción.
· Caminar despacio, como medida para actuar contra la claudicación intermitente, ya que si se disminuye la demanda de sangre por el músculo, ésta mejorará evitando llegar al dolor de isquemia muscular (deambulación y/o movilizaciones).
· Mantener las piernas y pies limpios, suaves y secos; lavar diariamente y hacer un secado minucioso con una toalla suave, en particular entre los dedos.
· Aplicar una crema suave, como vaselina liquida o aceite de almendras, para evitar que se agriete la piel.
B) Intervención de enfermería ante la presencia de una úlcera isquémica
En la mayoría de los casos constituye un problema complejo, ya que la raíz del proceso no es la úlcera, sino la oclusión arterial subyacente.
Los profesionales de la enfermería, hemos de hacer educación sanitaria y dar unas pautas básicas a los enfermos que presenten patología arterial periférica. Hemos de aconsejar a los enfermos en relación a:
·Utilizar calcetines o medias absorbentes de algodón o lana que no produzcan compresión.
· Revisar las piernas y los pies diariamente.
· Evitar cualquier traumatismo en esa zona.
· Utilizar protecciones interdigitales para evitar rozaduras.
· No andar descalzos.
· Acudir a un podólogo para cortar las uñas.
· Evitar temperaturas extremas:
· Mantener templadas sus piernas y pies.
· No mantener contacto con objetos calientes con los pies.
· Evitar exposiciones prolongadas de las extremidades al sol.
· No bañarse en agua fría
· No emplear calor artificial, ya que la frecuente hipoestesia cutánea podría
permitir quemaduras de fatales consecuencias.
· No utilizar ningún preparado para los pies que no haya recomendado el médico.
· Evitar las ropas que compriman la circulación.
· No permanecer mucho tiempo sentado sin moverse, se debe cambiar la posición de los pies a menudo.
· Llevar a cabo una dieta sana y equilibrada
· Hiposódica y sin picantes.
· Evitar comer en exceso.
· No tomar alcohol.
· Control de anemia e hiponatremia.
C) Tratamiento de enfermería en la úlcera isquémica
· A nivel general : Se trata la arteriopatía propiamente dicha, en dos líneas, médico y quirúrgico.
· A nivel local: En el tratamiento local es básico un buen trabajo enfermero. Para ser eficaz, debe reunir las siguientes características:
· Buena tolerancia.
· Rápida desaparición de escara, esfacelo y fibrina.
· Inhibir el medio bacteriano.
· Proteger del medio externo.
· Aliviar el dolor.
· Resultar de fácil aplicación.
· Ser de bajo coste.
Un procedimiento adecuado podría ser el siguiente:
1) Limpieza de la úlcera: Lavar con suero fisiológico más un antiséptico.
2) Eliminar el tejido necrótico y depósitos de fibrina: Estos impiden la formación del tejido de granulación y actúan de foco de infección. Se tomará un cultivo de la úlcera. Cuando la úlcera es muy profunda y tiene mucho tejido necrótico, se recurrirá al desbridamiento quirúrgico con anestesia local o general. Si a pesar de todo quedan restos necróticos, se pueden utilizar apositos y agentes químicos desbridantes, tales como:
· Apósitos húmedos: se impregnan en una sustancia bacteriostática o bactericida y que disuelva el tejido necrótico. No hay que dejar secar el apósito, puesto que la humedad es el ambiente normal que existe debajo de la epidermis, lo cual evita la formación de costras, se estimula la cicatrización y se previene la muerte celular.
El inconveniente de los apósitos húmedos es que favorecen la maceración de la piel y la proliferación de las bacterias.
Las curas con apositos hidrocoloides, demuestran una buena eficacia en cuanto a la rapidez de la limpieza y disminución del dolor por aumento del tejido de granulación, siendo de fácil uso y bien aceptado por los pacientes.
· Apósitos secos: aplicando gasas secas sobre la úlcera. El inconveniente de este tipo de apositos es que el material esfacelado se adhiere a la gasa y al
retirarla junto con el tejido necrótico puede dañar células vivas.
·Pomadas enzimáticas: las enzimas licuan el tejido necrótico, proporcionando un medio de cultivo para el crecimiento bacteriano y favorece la infección que ejerce un efecto beneficioso al aumentar la producción de glóbulos blancos por parte del tejido de granulación para la defensa de la úlcera.
3) Proteger la úlcera del medio ambiente: Se colocará un apósito estéril sujeto por un vendaje protector no compresivo.
Mientras la úlcera no esté desprovista de tejido necrótico la cura debe ser diaria.
En curas oclusivas de hidrocoloides la cura se realizara cada 3 ó 4 días.
Es importante retirar el aposito de la cura anterior con sumo cuidado y suavidad para no dañar la epidermis en vías de regeneración. Se retiraran los restos de agentes cicatrizantes antes de añadir otros nuevos.
Si el tratamiento fracasa y fuese necesaria la amputación, se mantendrá la úlcera seca de forma que no favorezca el crecimiento bacteriano y se infecte.
Por la misma razón, una úlcera arterial gangrenada deberá mantenerse seca, la gangrena suele presentarse con frecuencia en las úlceras de los dedos y no es dolorosa para el paciente mientras la zona se mantenga seca. Se colocará algodón entre los dedos para absorber el líquido y proteger el tejido.
V Cuidados de enfermería pre y post quirúrgicos en patología vascular
Los cuidados de enfermería se planificarán a partir de la valoración al ingreso, una vez identificados los factores de riesgo, los signos y síntomas de las enfermedades vasculares que presenten.
Aquí vamos a citar únicamente los cuidados a individuos que van a ser sometidos a cirugía inmediata, de urgencia y programada o electiva.
A) Cuidados preoperatorios
El preoperatorio es el periodo comprendido entre el momento en el que el médico indica la necesidad de la intervención quirúrgica y la realización de la misma.
El objetivo de los cuidados de enfermería en el preoperatorio es asegurar que el individuo esté en las mejores condiciones posibles, tanto física como psíquicamente, para enfrentarse a la intervención y a la anestesia.
En cuanto a la preparación psíquica hemos de tener en cuenta que todo enfermo que va a ser sometido a una intervención quirúrgica, presenta en mayor o menor grado un estado de ansiedad, por lo que este ha de ser reducido todo lo posible, esto se suele conseguir a base de información, creación de un clima favorable y confianza.
La preparación física irá dirigida a reducir el riesgo de complicaciones postoperatorias. Cuanto más corta sea la hospitalización prequirúrgica, menor será el riesgo de adquirir infecciones nosocomiales, además de reducir costes y listas de espera. Será imprescindible en este punto la colaboración entre profesionales a fin de preparar al individuo lo antes posible. Las acciones más importantes que hemos de realizar serán:
· Mejorar al máximo la función pulmonar con ejercicios respiratorios.
· Mejorar el estado nutricional.
· Realizar un control exhaustivo de la diabetes.
· Llevar a cabo una profilaxis de la trombosis venosa profunda.
· Profilaxis con antibióticos, con el fin de evitar la colonización por gérmenes y la posterior infección de las zonas expuestas en el transcurso de la intervención quirúrgica.
· Administración de la medicación preanestésica, siguiendo la orden médica.
· Realizar la preparación física inmediata:
· Baño general o ducha con jabón, incidiendo en pliegues e ingles.
· Enema de limpieza el día anterior, según pauta.
· Rasurado: este procedimiento incrementa el riesgo por infecciones por
estafilodermias, por lo que se debe rasurar únicamente la zona a intervenir,
utilizando maquinillas desechables y realizando el rasurado el momento
inmediatamente anterior a la intervención, para evitar así la colonización de
la zona.
· Realizar una lista de verificación preoperatorio:
· Revisar el parte de quirófano: datos, fecha, hora…
· Alergias.
· Dieta absoluta desde la noche anterior.
· Última micción.
· Consentimiento informado
· Baño, rasurado.
· Retirar prótesis dentarias, joyas, horquillas, esmalte de uñas, maquillaje.
· Realizar indicaciones médicas preoperatorios.
· Dar la medicación preanestésica.
· Profilaxis antibiótica si precisa.
· Pulsera de identificación.
· Pruebas complementarias, historia previa, Rx...
· Verificar permeabilidad de la vía venosa para perfusión.
· Información a la familia y mostrarle el lugar donde han de esperar.
· Preparación de la cama.
B) Cuidados postoperatorios
El postoperatorio comienza cuando acaba la intervención quirúrgica pudiendo dividirlo en dos fases:
·Primer periodo o postoperatorio inmediato, se caracteriza por la inestabilidad de las funciones vitales y la recuperación de la anestesia. Esta fase comienza cuando el enfermo abandona el quirófano, de aquí pasará a la unidad de reanimación, donde se vigilaran sus necesidades básicas, se debe de controlar:
· Permeabilidad de las vías aéreas.
· Nivel de conciencia.
· Coloración de piel y mucosas.
· Posición adecuada de acuerdo a constantes y tipo de intervención.
· Prevención de pérdidas de calor.
· Vigilancia de catéteres, sueros, sondas y drenajes.
· Vigilancia de apósitos.
· Constantes vitales.
· Constantes neurológicas.
· Vigilancia de líneas arteriales que permiten el control de la tensión arterial.
· Vigilancia del catéter SWANZ-GANZ, para ver la función cardiaca.
· Segundo periodo de resolución o curación en el que de forma progresiva se recupera de la intervención y se adapta a la nueva situación, consecuencia del acto quirúrgico. En esta etapa el paciente llega a la planta , al quedar instalado en la habitación la enfermera responsable realizara una valoración inmediata:
· Revisará las hojas de quirófano y unidad de reanimación, para informarse de la situación y de las posibles complicaciones que hayan podido surgir.
· Vigilará la correcta colocación de la cama.
· Control del correcto funcionamiento de las venoclisis.
· Control de apósitos.
· Vigilancia de los drenajes.
· Recogida de las constantes vitales.
· Comprobación de la permeabilidad de los tubos de sondajes.
· Vigilancia de la diuresis.
· Inicio de la dieta con líquidos, incorporando progresivamente alimentos blandos y de fácil digestión.
· Valoración de la orientación de los ancianos, en el caso de que se hayan desorientado, se llevaran a cabo medidas de seguridad como la colocación de barandillas protectoras.
· Fomentar la movilización temprana. Levantar al sillón a las 24-48 horas del postoperatorio.
· Cambios posturales cuando el estado del paciente lo requiera.
· Control de pulsos periféricos, color, temperatura, movilidad y sensibilidad de los miembros inferiores.
· Protección en los talones y en las zonas de apoyo frente a nuevasagresiones.
C) La herida quirúrgica
En el cuidado de la herida quirúrgica hay que tener en cuenta:
· El dolor: es frecuente después de prácticamente todos los tipos de cirugía.
Existen otros factores que pueden contribuir a la sensación de dolor, como son las infecciones, la distensión…
La sensación de dolor puede durar más según la extensión de la operación y depende del umbral del propio individuo.
Hay que valorar la localización, el carácter, la intensidad, la frecuencia y la duración.
Se deben de administrar analgésicos según la prescripción medica.
· El proceso de cicatrización: la herida cicatriza sin problemas si tiene los bordes bien aproximados y sin indicio de infección.
No se debe de cambiar los apósitos quirúrgicos en las primeras 24 horas a menos que haya sangrado importante o instrucciones al respecto, ya que su cambio puede alterar los bordes de la herida y desencadenar hemorragia.
Cualquier maniobra que deba realizarse sobre una herida será cuidadosa y lo menos traumática posible y se realizará bajo estrictas normas de asepsia.
Las revisiones de la herida estarán condicionadas a la evolución del postoperatorio.
· Complicaciones de la herida quirúrgica: dentro de este apartado podemos citar las
siguientes:
· Dehiscencia: cuando existe una mala aproximación de los bordes, implica
piel y tejido subcutáneo, en principio se intenta reparar con unos puntos
plásticos de aproximación y si esto no fuera suficiente se volvería a realizar
la sutura bajo anestesia local.
· Eventración: fallo de la sutura de la fascia. Se produce una mancha
sanguinolenta. Requiere reposo, fajar al paciente y retirada de puntos de
manera tardía.
· Evisceración: se trata de un fallo en la fascia y en el peritoneo, con salida
del paquete intestinal a exterior. Hay que colocar una compresa húmeda yestéril, tras esto realizar una cirugía urgente.
· Sangrado: suele deberse a la rotura de un pequeño vaso en el tejido celular subcutáneo o de la piel, que deja de sangrar tras la aplicación de un apósito compresivo. Si no es así, será necesario, bajo anestesia local, revisar la herida y ligar los puntos sangrantes.
· Hematoma: se hace visible por el cambio de coloración de la piel de la herida y a veces por el abombamiento de la misma. Puede ser necesario su drenaje o dejar que se reabsorba espontáneamente si no se ha infectado.
· Seromas: son colecciones liquidas de tipo seroso o serosanguinolento que en ocasiones se forman entre los labios de la herida a consecuencia del traumatismo quirúrgico y sobre todo en pacientes obesos. No plantean problemas si no se infectan. Pudiendo evacuarse de forma aséptica con una jeringa sin necesidad de abrir la herida.
· Celulitis: inflamación del tejido epitelial o conjuntivo.
· Abceso: colección circunscrita de pus que se forma en el tejido como resultado de una infección localizada,
· Infección: se manifiesta clínicamente por dolor selectivo de la incisión, tumefacción, eritema o fluctuación. Estos pueden no aparecer de manera conjunta. La clínica puede ser solo fiebre o febrícula mantenidas.El diagnostico es definitivo tras realizar un cultivo del exudado de la herida. El tratamiento consiste en la apertura de la herida y la realización de curas diarias con sustancias asépticas o suero salino, dejando si es preciso drenajes para favorecer la salida del material infectado. Se puede efectuar un cierre secundario una vez resuelta la infección.
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